Soy una persona que le da muchísima importancia a la música. Y no me refiero a darle importancia como todo el resto de la población adolescente que clama no poder vivir sin un iPod y un móvil de última generación, los cuales irónicamente suelen estar llenos de todo tipo de ruidos que son de todo menos música.
No voy a ser mala, para gustos hay colores. Sin embargo, considero que tengo cierto criterio musical, y ya que en mi mp4 se pueden encontrar desde nocturnos de Chopin hasta Lehendakaris Muertos pasando por la banda sonora de La Vida de Brian creo que concederéis que no soy en absoluto una sectaria de mi propio estilo musical, y que es comprensible que por muy abierta que tengas la mente hay cosas que sólo son soportables con un altísimo nivel de alcohol (y otras cosas) en sangre (y aveces ni así).
Peor yo voy más allá de eso. Yo le doy mucha importancia a las letras de als canciones, la cual es una práctica que recomiendo encarecida y desesperadamente a todos los que estéis leyendo estas líneas. Hoy en día la música, que tan presente está y tan importante parece, está perdiendo todo el sentido, precisamente porque estamos tan saturados de ella que ya no nos paramos a escuchar lo que está sonando. Cantamos sin saber lo que decimos. Quizá yo me pase un poco de la raya a veces, pero cuando uno de mis mejores amigos me enseña la canción que tiene con su pareja y al escucharla me doy cuenta de que es una canción de ruptura, o cuando toda una multitud de chicas que se hacen llamar feministas cantan la fabulosa canción de Bruno Mars que dice literalmente " 'cause in my castle I'm the freakin' man, Oh yes I said it, I said it, I said it 'cause I can" tan tranquilamente, pues empieza a mosquear un poco.
Soy una persona que les mucha importancia a las canciones. Claro que las canciones no son sólo letra, claro que la simple melodía a veces dice más que todas las palabras del mundo, pero cuando tiene palabras, por favor, escuchadlas, oíd lo que dicen, y no os dejéis engañar por las canciones horribles, y no dejéis pasar de largo las canciones maravillosas. Hablad con canciones. Yo lo hago. Rara vez utilizo o dedico una canción sin estar diciendo algo con ella, o al menos sin saber lo que dice. Escuchadlas, por favor. Casi todo lo que quieras decir, alguna cantante lo ha dicho ya, seguramente mejor, además. Buscad y escuchad. Merece la pena, de verdad.
jueves, 20 de septiembre de 2012
martes, 6 de marzo de 2012
Tristeza.
Hay mucha gente (la gran mayoría de gente con la que he hablado de ello, la verdad) para quien la soledad no siempre significa tristeza pero, cuando se sienten tristes, buscan a alguien que les acompañe y les quite la soledad, como si la frustración, la amargura, la confusión, el malestar, se puedieran así dividir en dos. Como si fuera un peso que se reparte y se vuelve más y más llevadero hasta que logras olvidarlo. Otras personas culpan a la soledad de su tristeza, y se dedican desesperadamente a la búsqueda de alguien que supla el vacío, relegando e ignorando todo lo demás.
Yo, sin embargo, cuando estoy triste, no rechazo la soledad: ella me protege. Me aísla. Me arropa con su silencio y crea un muro a mi alrededor y contra el mundo, de manera que todos mis sentidos se olvidan de todo lo que no sea yo y mi tristeza. Todo lo demás no es más que ruido, exceso, distracción, responsabilidad, obligación.
Así voy curándome las heridas. Así voy buscando hacia dentro.
Yo, sin embargo, cuando estoy triste, no rechazo la soledad: ella me protege. Me aísla. Me arropa con su silencio y crea un muro a mi alrededor y contra el mundo, de manera que todos mis sentidos se olvidan de todo lo que no sea yo y mi tristeza. Todo lo demás no es más que ruido, exceso, distracción, responsabilidad, obligación.
Así voy curándome las heridas. Así voy buscando hacia dentro.
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