jueves, 6 de octubre de 2011

Valor.

Se ha hablado, se habla y se seguirá hablando mucho y durante mucho tiempo sobre el valor. Siempre he pensado que está más que sobrevalorado, y lo pienso, pero sí que llevan algo de razón lxs que lo alaban tanto. Hay momentos, más o menos cruciales, de mayor o menor importancia, desde lo más insignificante hasta un asunto de vida o muerte, en los que el valor es clave. Puede que no sea tu valentía la que te ayude a tomar la decisión correcta si no eres lo bastante listo o prudente. Si no tienes el talento o la energía necesarios fallarás muchos intentos, y puede que lograr una meta dependa más de tu habilidad, tu inteligencia o tu empatía que de lo que arriesgues. Pero hay cosas que nunca lograrás si no le echas algo de valor. El coraje necesario para dar un primer paso puede que no sea mucho, o que sea muchísimo. Puede que acabes fracasando. Puede que no sirva de nada atreverse, puede que no sea el momento y puede que te estés equivocando. También puede ser que no. Pero, ¿sabes qué? Nunca lo vas a conseguir si no das el primer paso, estés preparadx o no, sea el momento o no. Y ése paso, amigx míx, lo tienes que dar con valor.

13-12-2010

El tiempo pasa corriendo en mis narices y no consigo pararlo por más que lo intento, por más que alargo las manos e intento agarrarlo.
Aunque, la verdad, no sé qué se podría hacer con tiempo apresado, parado... robado.
Lo cierto es que le tengo miedo al paso del tiempo.

martes, 30 de agosto de 2011

Respira.

La vida es una cadena de momentos que se suceden y se superponen, reaparecen, se olvidan, quedan grabados y son constantemente reemplazados. Hay también un cierto tipo de momentos. Un tipo muy concreto que supongo todxs reconoceréis. Se trata del descanso, del respiro. De ése momento en el que respiras profundamente y dejas pasar cierto tiempo antes de volver a meterte de lleno en el manicomio, la transición entre dos momentos, la preparación ante un cambio. Puede durar un segundo, como cuando respiras profundamente antes de salir a un escenario. O unos minutos, como cuando mantienes cerrados los ojos un tiempo tras un sueño que te ha afectado especialmente. Pueden durar lo que dura un año sabático. A veces es impuesto, como las vacaciones entre un curso y otro. Es el tiempo que te tomas entre romper con alguien y empezar con otra persona. Entre un libro que te ha emocionado y otro que podría hacerlo. Entre una discusión y un reconcilio.
Poco a poco, esos momentos se han ido juntando en mi vida, como si los hilos que hubiera estado siguiendo se hubieran ido acabando uno a uno. Ahora me encuentro en medio de una gran respiración, casi conteniendo el aliento, y siento que es importante.
Porque creo que, ésta vez, la que va a cambiar soy yo.

viernes, 26 de agosto de 2011

Imperfecto.

Cuando escribo, es como si viera una parte de mí en un espejo, una distinta a la que se ve en los otros espejos. Releer un texto es como esas miradas de reojo en los escaparates de cristal cuando sales a la calle. No soy toda yo, por supuesto, no deja de ser un reflejo. No es exactamente lo que iba a escribir, como debería sonar, lo que quería que expresara, lo que había planeado, lo que me gusta leer. Pero es una parte de mí, y eso no lo puedo evitar. Imperfecto como la vida misma. Como yo misma.

sábado, 20 de agosto de 2011

Feel.

Se dice que el verdadero milagro del lenguaje ocurre cuando deja de ser una mera herramienta de supervivencia, algo que sirve para decir cosas como "agua", "lejos", "veinte" o "tienes un tigre detrás a punto de devorarte  las entrañas", empieza a crear ideas abstractas, y expresa cosas como "cariño", "ideología", "infinito", "desasosiego" o "amor". Todas éstas cosas se diferencian en algo fundamental de las anteriores, y es que no son iguales para todos. Puede parecer extraño, pero el fin y al cabo las ideas abstractas se forman en nuestra mente a partir de recuerdos, de sensaciones, de los retazos de vida de cada unx. Amores infantiles, platónicos, de verano, imposibles, realizados, fugaces, prohibidos, adolescentes, idealizados, físicos, secretos, cuelgues, caprichos, desengaños, decepciones. Cuando oímos la palabra "amor", sin darnos cuenta acuden a nuestra mente todos los sucesos de nuestras vidas que por alguna razón hemos relacionado con el amor. Por eso nunca significará exactamente lo mismo para dos personas.
Porque, ¿cómo se aprende realmente lo que es el amor? La familia nos enseña (o debería enseñarnos) lo que es el cariño. En la escuela estudiamos sobre la reproducción. Los poemas nos cuentan a qué se parece. Hollywood nos enseña a besar. La televisión señala a quiénes debemos querer. Nuestros padres nos enseñan a cuidarnos. Los libros nos hacen ver cómo acaba, las canciones que puede ser tan hermoso como terrible. 
Pero al final, después de todo ésto, ¿qué sabemos realmente de lo que es el amor? 

miércoles, 17 de agosto de 2011

Internet.

Los tiempos cambian, como bien decía Bob Dylan. Probablemente lo ha dicho mucha más gente que él, pero me gusta la manera en la que lo dice Dylan. El caso es que los tiempos han cambiado mucho en muy poco tiempo. En apenas un par de generaciones hemos asistido al despertar de una nueva manera de comunicación sin la cual muchos de nosotrxs (me incluyo) no sabríamos vivir. El egocentrismo y la necesidad de ser escuchadxs, o de creer que lo somos, tiene ahora en internet una válvula de escape jamás imaginada anteriormente. Hay todo mundo virtual que se alimenta de sus propias ganas de ser escuchado. Una oportunidad de decir lo que quieras. De ser lo que quieras. Lo que quieras.
¿Quién sería capaz de resistirse a eso?